Cueva de Conquezuela, ruta prehistórica

Cueva de Conquezuela, ruta prehistórica

Cueva de Conquezuela, ruta prehistórica entre el silencio y el misterio

La cueva de conquezuela es todo un misterio. Y es que sin duda, la encontramos por casualidad. Para el que visita las mágicas tierras Sorianas y en las proximidades de Medinaceli, Conquezuela se convierte casi en la última guarida del hombre prehistórico, singular y enigmática al mismo tiempo. Una grieta de escasa abertura se encuentra oculta tras una ermita rupestre en medio de la nada. Entre pueblos muy pequeños, casi fantasmas, por la ausencia de gentes en determinados momentos, encontrar el enclave nos costó unas cuantas vueltas alrededor del mismo lugar. Adelante y atrás. Una y otra vez. Pero tenía que estar allí. Teníamos que encontrarla para poner punto y final a nuestra corta pero intensa travesía por Soria y sus lugares mágicos. A decir verdad, no entraba en los planes. Ni siquiera aparece en las guías de turismo o en los trípticos especialmente diseñados para los visitantes. Nada de nada. Casualidad, que la responsable de un museo, nos informó de su existencia. Como suele pasar en estos casos, las entrevistas personales a los lugareños, suelen ser de gran ayuda y de los más efectivas. Pero al final, allí estaba, escondida tras la ermita y cobijada bajo la techumbre de piedra y los matorrales. Perdida, del caminar del tiempo y guardando a la mano de cualquiera que a ella se aproxime, la impronta de nuestros ancestros, entre el Neolítico más reciente y la edad del Bronce. Grabados esquemáticos, repiqueteados y con multitud de cazoletas de no más de 5 cm,  pueblan esta curiosa y singular cueva. Cazoletas que rodean figuras humanas y motivos serpentiformes [1]. Y ahí están, sin mayor protección que nuestra propia conciencia de ser especialmente cuidados con un patrimonio que nos pertenece y al cual le debemos respeto y admiración.

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No tan solo son sus manifestaciones artísticas, las que le convierten en un enclave rupestre prehistórico muy especial, sino que el entorno que lo circunda y del que forma parte, es tan absolutamente espectacular para todos aquellos que nos gusta disfrutar del silencio de la naturaleza y de la soledad más absoluta, que sin duda, no dejará indiferente a nadie. Eso sí, si encuentran el enclave, tómense su tiempo. Para sentirlo, entenderlo, escucharlo o simplemente respirar ese ambiente prehistórico que todavía pertenece al lugar.

 

© Viajes a la Prehistoria

 [1] http://www.soriaymas.com/ver.asp?tipo=articulo&id=2443

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