Cueva de Santián, escapada en una tarde de domingo

Cueva de Santián, escapada en una tarde de domingo

Han pasado 100 años desde aquellas primeras expediciones y descubrimientos de las cuevas del Norte de España. Pero realizando un viaje en el tiempo, nos remontamos a aquellos años en una tarde de domingo cualquiera para revivir una experiencia que pocas veces se puede tener en la actualidad: “Descubrir una cueva” o más bien, redescubrir, porque como bien digo hace mucho que fueron descubiertas, pero nosotros, conseguimos sentirnos como aquel grupo de primeros investigadores en busca del Arte más antiguo de la humanidad.

Eran las 5 de la tarde y habíamos quedado para mostrar a unos amigos muy especiales una cueva que hacía poco que habíamos “redescubierto”, cuando se nos ocurrió, andar en busca de otra cueva próxima que hacía tiempo que tratábamos de localizar.

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Inmersos en aquella aventura, nos dispusimos a seguir la zona, donde más o menos se ubicaba, y entonces, nuevamente y por obra del destino fuimos a preguntar a un señor que se encontraba en su casita de campo. Y dimos en el clavo. Claro que este hombre conocía la cueva que buscábamos. Sus ojos, brillaron. Habíamos encontrado a otra persona apasionada por la prehistoria y las cuevas. Tanto era así, que se ofreció a acompañarnos hasta el lugar. Y menos mal, pues la cueva se encuentra tan escondida que difícilmente la habríamos localizado por nosotros mismos.

Tras atravesar un sendero repleto de vegetación y hojas secas, “La cueva de Santián” aparecía frente a nuestros ojos tan solitaria y esquiva como otras que ya habíamos tenido tiempo de visitar.

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La puerta que nos separa de la entrada no nos permite ver nada del interior. Apenas una pequeña oquedad a su derecha nos permite intuir quizás algo sobre la misma. Al menos podemos observar a unos habitantes que si han hecho su hogar allí. Les iluminamos con las linternas, mientras los más peques se emocionan con el hallazgo. Son arañas, tejiendo sus telas.

Entonces sucede que nuestro guía y acompañante comienza a relatarnos una bonita historia a cerca de esta cueva. Una historia que algún día y con su permiso desvelaremos, pero que por el momento, como la cueva de Santián, quedará en silencio y en el recuerdo de aquella tarde de domingo viajando a la prehistoria.

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Allí nos quedamos los seis, cual fotografía de antaño. Allí nos quedamos observando los últimos rayos de sol que iluminaban el sendero de vuelta.

© Viajes a la Prehistoria

Si quieres saber más sobre la cueva de Santián, su descubrimiento y su arte rupestre puedes visitar:

Cueva de Santián, su descubrimiento

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