Hornos de la Peña, Redescubriendo la cueva

Hornos de la Peña, Redescubriendo la cueva

Redescubriendo la cueva de Hornos de la Peña desde otros ojos.

Hornos de la Peña es una cueva singular. De pequeñas dimensiones a modo de secretos pasadizos y techos bajos en ocasiones. Esta cueva muy próxima a los Corrales de Buelna, en Cantabria, se me antoja especial por muchas cosas.

Es un lugar en principio muy bien protegido, tanto por sus guías como por muchas personas que he ido conociendo y que prácticamente la adoran. Más allá de formar parte de una de las cuevas patrimonio de la Humanidad de Cantabria, he descubierto que está inmersa dentro de un colectivo concreto. Es como si fuese la niña mimada del barrio. De verdad, que tanto en la prehistoria como en la actualidad, parece que hemos vuelto a adorar las cuevas como nuestros ancestros, como auténticos “santuarios, que visitar, que honrar, que visitar y que proteger”. Y esto es fantástico. Desconozco si en otras cuevas sucede lo mismo. Quiero imaginar que sí. Que gracias al trabajo de mucha gente, las cuevas con arte rupestre tienen en la actualidad sus propios guardianes, lo que las convierte en maravillas antropológicas increíbles, después de tantísimos años hemos vuelto a habitar las cuevas. Además de volver a admirar y disfrutar de las representaciones, que como en Hornos, son sin duda especiales. Compuestas en su mayoría por animales grabados preciosos, que cuando son iluminados reaparecen ante nuestras miradas como si cobraran vida, como si su mensaje, tras milenios, estuviera más vivo que nunca. Como si las gotas de agua entonasen una melodía bajo el subsuelo, donde el arte rupestre es el  protagonista.

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Una cueva como Hornos de la Peña, no puede dejar de ser visitada al menos una vez en la vida.

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