La magia de la Prehistoria

La magia de la Prehistoria

La magia de la prehistoria cuando menos la esperas es casi como si te obsequiaran con un regalo o un premio cuando menos lo esperas. Cualquier momento es único para buscar un refugio en medio del camino. Así, mientras descansábamos de un largo viaje, la prehistoria nos sorprendió de nuevo. Entre el cañón de río lobos y la ciudad de Soria, decidimos apearnos en un sendero campestre para dejarnos bañar por el calor del sol del mediodía. Y allí, en un lugar donde nunca habíamos parado, un cartel, a pocos metros de la entrada del camino hacía que nuestros ojos se abrieran con sorpresa. Allí, donde nuestros pies nunca habían descansado leíamos “Pinturas rupestres de Valonsadero”.

De cómo la prehistoria se las ingenia siempre para sorprendernos y ofrecernos la mejor de sus sonrisas no tengo idea, pero siempre, siempre, siempre, tiene un refugio para caminantes sedientos de aventura.

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Así fue como descubrimos una ruta apartada del ruido de la carretera y de la gran ciudad. Una ruta en medio del silencio y de la soledad, donde un conjunto de abrigos rupestres agolpados los unos junto  a los otros, nos llenaban de admiración y respeto, de alegría e ilusión. Más de 35 abrigos repartidos en un terreno digno de una comunidad prehistórica agro-ganadera protagonista del Calcolítico en la Península Ibérica hasta la edad del hierro (3000-1000 b.C.).

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No nos había tocado la lotería de navidad, pero fuera de estar tristes por ello, el día nos deparaba una sorpresa diferente. Nada tenía que ver con el dinero o el consumo. Esta sorpresa nos invitaba a viajar a la prehistoria y recorrer silenciosamente, cada uno de los abrigos con arte rupestre esquemático que componen una primera ruta diseñada y marcada para las visitas turísticas. Cada uno de los abrigos contaba una historia, un momento determinado en el cual nuestros antepasados nos transmitían historias de vida. Y nosotros, inmersos en aquella vorágine desmesurada de trazos en rojo, símbolos, antropomorfos y chamanes, nos dejábamos conquistar como un juego de niños. Emocionados y sorprendidos por nuestro hallazgo casual, entendimos el mensaje. Nuestra lotería, esa que estaba íntimamente relacionada con nuestras vidas, no era dinero ni el gordo de la navidad, nuestra lotería particular y personal se había hecho presente, como una sorpresa en medio del viaje.

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Treinta y cinco abrigos con arte rupestre en una ruta cargada de un pasado que nos habla a través de las piedras. ¿Se puede pedir más? La magia de la prehistoria, presente, pasado y futuro de nuestra particular y personal aventura de regreso a nuestros orígenes.

A continuación os dejamos con las imágenes captadas de este momento.

© Viajes a la Prehistoria

 

 

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