Los deditos del Arte Rupestre de la Cueva de Ardales
Cuando vemos el arte rupestre paleolítico, estamos acostumbrados a las famosas manos sopladas que abundan sobre todo en todo el Norte de España y Sur de Francia, pero algo, muy especial, más allá de la también existencia de manos sopladas de la Cueva de Ardales, es una pared que muestra una serie de puntitos repartidos en series de tres en tres y que corresponderían a la impronta de los deditos de un niño o niña pequeños.
A una altura considerable, podemos imaginar que estos pequeños no pudieron llegar tan alto por sí solos, y que seguramente fueron ayudados por una persona de mayor altura. Por tanto podemos imaginar a ese padre o madre o hermano mayor, que coge a este pequeño en brazos y tras mojar uno o los tres dedos a la vez en pigmento rojo, le ayuda a marcar este rinconcito de la cueva con la yema de sus dedos.
Fuente imagen: arqueomas
Desconocemos la razón. Simple juego y diversión, una señal, una firma, un nacimiento o muerte…
Lo único que podemos saber, es que efectivamente, la cueva finaliza en este punto. Ya no hay continuidad en este pasadizo. No sabemos si estas marcas, efectivamente podrían interpretarse como una señal, pero no es la primera cueva que tiene arte rupestre antes de aproximarse al final o a un importante desnivel…
Los deditos de la Cueva de Ardales, nos informan además de la posibilidad de que una población infantil, sino habitó la cueva, al menos pasó por allí y nos legó este tesoro impreso en piedra de su pasado remoto…
Fuente imagen: arqueomas
© Viajes a la Prehistoria