Ayer tuvimos la oportunidad de visitar en una velada muy especial nocturna, la cueva o Cova del Bolomor, dentro de las actividades previstas y organizadas por los responsables de la misma en este fantástico encuentro prehistórico y con la compañía especial, nada más y nada menos que de Neønymus.
Junto a un grupo de personas y con la amable y dedicada atención de Pablo, responsable junto al resto del equipo, de la cueva, procedimos a ascender, linternas en mano por el camino que conduce a la cueva.
Bajo la luz de la luna, caminamos unos quince minutos, por un camino preparado con pequeños escalones hasta la entrada de la cueva. Una vez allí, y reunidos todos, pudimos disfrutar por primera vez de las maravillosas vistas nocturnas que se apreciaban desde las alturas de este gran abrigo neandertal.
Una vez en el interior, nos condujeron hasta el lugar, donde exactamente habrían estado sentados un grupo de neandertales y del mismo modo que podrían haber estado ellos, nos dispusimos a viajar a la prehistoria y a disfrutar de aquella representación narrada que nos habían preparado.
Tras acomodarnos y bajando la intensidad de la luz, comenzamos a entrar en situación y como si de un grupo de neandertales se tratara, comenzaron a aparecer en escena algunos actores (miembros del equipo de la cueva) para explicarnos in situ, cómo debió de ser la vida en la prehistoria para aquellos primeros grupos de neandertales.
Desde hacer fuego, hasta la talla lítica o la preparación de pieles y alimentos, todo estaba dispuesto en el interior de la cueva para que los presentes fuesen entendiendo cómo se vivía en la prehistoria. Una apuesta visual y sonora en la que la realidad, de aquellos personajes de carne y hueso conseguía efectivamente el efecto deseado: llegar a introducir a los presentes en la prehistoria y sobre todo, que vieran con sus propios ojos, llevándose a casa, en su memoria y en su retina, aquella experiencia de la que éramos de alguna manera, también protagonistas.
Hemos visitado muchas cuevas y muchos lugares con un pasado prehistórico o muy antiguo, pero siempre, me había quedado con las ganas y lo he dicho muchas veces, de vivir lo que anoche pude experimentar en la Cova del Bolomor…
Fantástica puesta en escena, en un entorno único y con una compañía inmejorable, que ha hecho sentir a los presentes la realidad de la prehistoria…
Vista de la Cova del Bolomor desde la entrada. Visita nocturna.
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Nos hicieron sentir, que estábamos allí, que formábamos parte del crepitar del fuego, de la talla lítica e incluso de la noche y del manto de estrellas que nos envolvía, del silencio del abrigo y de las paredes rocosas que nos protegían, de miles de años que se hacían presentes en aquel instante en el interior de la Cova del Bolomor…
© Viajes a la Prehistoria
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