Cueva de Sopeña o Salitre II

Cueva de Sopeña o Salitre II

 

En el Alto Miera, en el interior de la maravillosa tierra de Cantabria y próximo a los Valles Pasiegos,  se encuentra un lugar único. Un lugar donde el visitante puede desconectar de todo y sumergirse en el silencio y la naturaleza, observando toda la inmensidad que se abre ante sus pies. La sensación es única, sobre todo en un día de niebla, como nos sucedió a nosotros cuando tuvimos la oportunidad de visitar en persona la Cueva de Sopeña.

Desde la prehistoria, esta cueva fue frecuentada sobre todo por animales, y aunque no hay vestigios de ocupación humana en su interior, sí presume de poseer en sus paredes la marca de las garras de un oso. Imaginar cómo estos animales se refugiaban en las cuevas y los humanos, muchas veces tuvieron que encontrarse con ellos en el interior, mientras también buscaban refugio, nos pone los pelos de punta.

La cueva de Sopeña, también es conocida como la cueva de Salitre II. ¿La razón? Muy simple, la cueva de Salitre I, que se encuentra en las inmediaciones de este territorio pero un poco más abajo, contiene en su interior evidencias muy importantes del hombre prehistórico, junto con una importante muestra de arte rupestre del solutrense y magdaleniense, como datan sus niveles de ocupación.

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Al decidir cerrar la cueva al público por motivos de protección y conservación y no estar acondicionada para las visitas turísticas, se decide utilizar la cueva de Sopeña, anclada, como ya dijimos, más arriba del pueblo de Miera, para representar en sus paredes vacías, el arte rupestre de la cueva de Salitre I, dando opción así tanto a la visita turística como a la posibilidad de observar in situ y en el interior de una cueva, como son las pinturas rupestres de Salitre I.

Por tanto en Salitre II o Sopeña, se encuentra la réplica de las pinturas de Salitre I que el visitante podrá visitar en los periodos en los que la cueva se encuentra abierta. Para ello, se puede visitar la página de las Cuevas Prehistóricas de Cantabria o en el Ayuntamiento de Miera.

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CUEVA DE SOPEÑA, LA VISITA

Como ya dijimos, la cueva de Sopeña se encuentra enclavada en un lugar muy hermoso y único de Cantabria: El alto Miera. El ascenso, presume de poseer una de esas carreteras zigzagueantes en las que mejor no haber comido antes…

Pasado el pueblo de Miera, que se encuentra a 426m sobre el nivel del mar, seguimos el sendero hacia arriba, hasta una altura de casi 600 m y que nos conduce a una pequeña explanada, donde podremos dejar el vehículo y subir pocos metros hasta la entrada de la cueva.

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Una vez allí, nos adentraremos en una visita única para conocer tanto como era la vida en el Paleolítico Superior, como las representaciones rupestres que allí realizaban nuestros antepasados, en este caso, el arte que se encontraría en el interior de la cueva de Salitre I.

Pero aquí no acaban las sorpresas, en el interior de la cueva, unos metros más adentro de la entrada, la cueva de Sopeña presume de poseer la marca en sus paredes de las garras de un osezno que se encontraría en el interior. La cría del famoso oso de las Cavernas que ocupó los mismos territorios que nuestros antepasados paleolíticos.

Sería por tanto, la cueva de Sopeña, un ejemplo de musealización de una cueva, empleada para la comprensión y entendimiento de la vida de los cazadores-recolectores durante el Paleolítico Superior en la Cornisa Cantábrica.

Ellas y ellos, como en otros muchos lugares, ascendían a estos lugares en altura tanto para cazar como para autoabastecerse de determinadas semillas o hierbas que pudieran crecer aquí. Otra de las razones, por las que podrían ascender estaría relacionada con rituales o ritos de paso.

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cueva de sopeña

Para terminar, me gustaría destacar la presencia durante nuestra visita, de una guía de excepción. Como siempre me gusta decir, hay guías y guías, y esta, con su pasión, su entusiasmo y su comprensión de todo lo que nos tenía que mostrar, hizo las delicias de esta visita. Paula, no era una guía más, fue una guía excepcional que no solo nos contó la historia de la cueva, sino que disfrutaba con ello y nos hacía disfrutar y querer saber más.

Gracias Paula por tu dedicación y amor con esta cueva de Sopeña, a la que tanto cariño guardas y que eres capaz de trasmitir a todos los que visitamos el lugar.

© Viajes a la Prehistoria

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