Saliendo de Santander con dirección a Torrelavega por la autovía, nos encontraremos con la salida hacía la cueva del Pendo.
Si todavía no hemos tenido la oportunidad de visitar nunca una cueva prehistórica in situ, el Pendo es una cavidad absolutamente fascinante.
He de reconocer, como ya cuento en el artículo:
“Cueva del Pendo: un palacio en la prehistoria”, que a pesar de haber visitado muchas cuevas, el Pendo es esplendoroso y magnífico dentro de las cuevas prehistóricas y me sorprendió desde el primer momento que crucé junto al guía la puerta que me separaba de la entrada derruida y me vi sumergida completamente en un auténtica morada prehistórica.
La cueva del Pendo
es una enorme cavidad que rezuma de vida y pasado a cada paso que nos adentramos en su interior. Algo, más allá de las investigaciones arqueológicas te dice que ellos vivieron allí, pero esto es mejor que lo descubráis por vosotros mismos.
El paraje que rodea el Pendo es igualmente fabuloso. Rodeado de montes verdes y húmedos junto con árboles de hoja caduca, que hacen las delicias de cualquier paisaje otoñal. La temperatura en el descenso puede ser más bien fría, por ello se aconseja descender siempre con ropa de abrigo y calzado adecuado cómodo y a poder ser antideslizante, puesto que en muchas ocasiones el camino de acceso a las cuevas es pedregoso y está húmedo.
Cueva de Altamira
Aunque cerrada al público, es necesario comenzar por ella, puesto que en su historia y en la historia de su descubrimiento reside lo que hoy conocemos como “Arte Prehistórico”.
Situada muy cerca del precioso pueblo de “Santillana del Mar”, Altamira nos vigila desde lo alto de una suave loma. Su pasado reciente, tiene como protagonista a Marcelino Sanz de Sautuola y a su hija María, cuando en 1880, hace ya 134 años, descubrieron aquel cielo de bisontes , conocido hoy como techo de polícromos. Aunque la historia de Sautuola, ya la contamos en un artículo anterior del blog de viajes a la prehistoria, “Mira Papá, Bueyes”, es necesario vincular y respetar la figura del hombre que descubrió y luchó hasta su muerte, para que el arte de Altamira fuese reconocido como lo que es: “Un Arte en Mayúsculas”.
Lo grandioso de todo, es que el visitante que llega a la cueva de Altamira, tras atravesar los hermosos y verdes valles pasiegos, se va a encontrar con la posibilidad de conocer la cueva y su techo de bisontes, a través de la fabulosa reproducción que se ha hecho de ella, junto al museo, construido en la misma dependencia.
El viaje a la prehistoria por tanto, querido viajero, no será para nada en balde, ya que es visitar Altamira, es una fabulosa manera de entrar en contacto con la prehistoria en general, con la vida, costumbres y ritos de nuestros antepasados y con el magnífico arte que nos han legado.
Pero, ¿qué se esconde en el interior de Altamira?
La cueva de Altamira mide unos 270m y posee varias salas entre las que se encuentra su famoso techo de polícromos, compuesto por bisontes machos y hembras, en su gran mayoría, junto a cabras, caballos y figuras claviformes, o lo que es lo mismo, que se desconoce su significado. La ocupación de la cueva está datada desde el 23.000 a.c hasta el 13.500 a.c, comprendiendo los periodos entre el Gravetiense y el Magdaleniense.
El tramo final de la cueva, esconde un pasillo en el cual, nuestros ancestros dejaron marcadas sobre la piedra, una serie de ojos y caras, conocidas a modo de máscaras. Sin duda un lugar mucho más especial y simbólico, tanto por su simbolísmo y secretismo, como por su acceso y extraña colocación, respondiendo a una clara intención de visión tanto al entrar como al salir.
Altamira es un buen lugar para iniciarse en los viajes a la prehistoria, y por supuesto para repetir, como si de una biblioteca viva se tratase, para aprender cada día un poquito más.
El horario de visitas es de noviembre a abril de 9.30 a 18.30h y de mayo a octubre e 9.30 a 20.00h. Los domingos está abierto desde las 9.30 hasta las 15:30h.
Los lunes permanece cerrado.
Posee amplio parking, indicaciones hasta el lugar y unas instalaciones magníficas.
Pueden obtener más información en el teléfono: 942818815 o en la web: http://museodealtamira.mcu.es
Santillana del mar
A 2km de la cueva de Altamira, el visitante encontrará el hermoso pueblo de Santillana del Mar. Cualquiera de sus calles nos enamorará; adoquinadas y formando una auténtica villa medieval, nos perderemos entre sus encantos, sus silencios, sus rincones y su pasado, coronado por la magnifica colegiata medieval de Santillana del Mar, con su pórtico perfectamente conservado repleto de columnas decoradas con capiteles románicos y donde la historia nos envolverá de un hálito singular y misterioso.
Otro de los atractivos de un pueblo dedicado al turismo, serán sus tiendas repletas con productos típicos de Cantabria, sus restaurantes, bares y sus posadas, hostales y hoteles donde la arquitectura, el buen estar y un diseño y atención inmejorables, lograrán hacernos pasar un viaje a la prehistoria inolvidable.
Desde viajes a la prehistoria recomendamos pasar al menos una noche en Santillana del Mar, puesto que si el día nos llena de actividad, la noche en Santillana nos ofrece una de las escapadas románticas más hermosas por tierras Cantabras, a la luz de las farolas que alumbran sus calles centenarias.
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