Cueva del Turche, Buñol, Lugar de Poder

Cueva del Turche, Buñol, Lugar de Poder

 Cueva del Turche en Buñol (Valencia), un lugar privilegiado por albergar un yacimiento del Paleolítico Superior

La cueva del Turche,  se encuentra en un paraje natural bellísimo muy próximo a la población de Buñol (Valencia). Allí, hace 20.000 años, también vivieron nuestros antepasados prehistóricos, durante el Paleolítico Superior. El lugar se encuentra rodeado de formaciones rocosas que datan de hasta 70 millones de años y es un un lugar idílico para realizar una ruta de prehistoria por Valencia, quedarnos a comer y si el tiempo o permite hasta bañarnos en sus pozas de agua cristalina.

Cuando nos vamos aproximando al lugar, sentimos la calidez de la piedra, que nos abriga, nos rodea y se vuelve imponente cuando nos encontramos a sus pies. Una sensación de pequeñez se adueña de nosotros y a través de susurros, aquellas tremendas moles, nos recuerdan quien manda allí, quienes son las grandes señoras del lugar.

Tras una cascada, que llega a alcanzar los 60 metros de altura, se encuentra la famosa cueva, bañada por las aguas naturales y cristalinas de la cascada, que nos salpica el rostro cuando nos aproximamos a ella para sentir su frescor. Allí y siguiendo la senda de la tierra roja, nos adentramos en sus paredes milenarias, repletas de vegetación viva y húmeda, mientras las gotas que caen de sus cientos de filtraciones nos acarician el rostro y bautizan a los recién llegados.

 

Con solo atravesar el umbral invisible del tiempo, algo sucede en nuestro interior. Nuevamente, como sucede en otros lugares que hemos visitado, el tiempo se para, la mente se anula y se nubla, para dar paso a las sensaciones, a la percepción, al bienestar y la armonía, la conexión con lo sagrado, con el sonido del agua, la pureza de su composición, la fuerza de las rocas, la simpatía de sus estalagmitas de vértigo y la humedad de su útero, que nos abriga y nos recibe calurosamente.

Es un momento único y mágico.

Allí, en el mismo lugar, hace 20.000 años, estuvieron ellos y ellas, los que llegaron primero. Antes que nosotros. Sus recuerdos, su hazañas, permanecen allí, en aquellas paredes, tras el velo de la cascada que rodea su cueva, una cueva, menuda, rodeada de algunos abrigos que la coronan en las alturas, y en los que nuevamente nos preguntamos, ¿y si también se refugiaron en ellos? ¿Y si pintaron sus paredes en algún momento? Su altura los hace inalcanzables para el ojo humano, a menos que sea con dron, pero imaginamos a alguno de ellos, trepando aquellas paredes para pedir, a algún espíritu animal, su protección o su valor…

La cueva del Turche, un lugar para soñar, para respirar, para renacer y para viajar a la prehistoria, eso si, si uno está dispuesto a ello…como la mariposa, que un día fue oruga y decidió dejar de serlo, «la diferencia entre un turista o un dominguero y el viajero que siente y percibe, está en ti»

 

La localización y el acceso es sencillo, muy próximo al pueblo y al parking, se puede realizar una ruta circular donde tendremos ocasión de ver otra cueva, la de las Palomas, así como paisajes cargados de encanto y paz.

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