La Ruta
Antes de llegar a la población de Monda, por un camino alternativo llegamos hasta un descampado donde podemos dejar el coche y continuar la ruta de ascenso a pie por un camino asfaltado al principio y en pendiente que nos llevará a un lugar muy especial. Una cueva Santuario actual donde el silencio y una energía especial se respiran en el ambiente nada más llegar a la boca de la misma.
Y es que si de tradición pasada hablamos, la cueva Santa es un buen ejemplo de ello, ya que eran santones y eremitas los que la ocuparon en tiempos pretéritos. Tan solo que a día de hoy, muchas son las personas que siguen peregrinando los 3,4 km que nos separan de ella para realizar ofrendas, promesas o peticiones. Y tanto es así, que algunas estatuillas sagradas y estampitas de santos junto a varios ramos de flores nos reciben en la entrada.
La cueva
Con dos bocas abiertas hacia el exterior comenzamos a descender hacia el interior de la cueva por una de ellas. La entrada a primera vista parece de pequeñas dimensiones, pero conforme te vas adentrando, se abre frente a nosotros con alto techo y hermosas coladas estalagmíticas.
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Es poco profunda, pues a poco que alumbramos, observamos la pared del fondo, pero tiene rincones muy especiales como la lámpara fija, fruto de la utilización de una estalagmita como vela en otro tiempo o el pasadizo de las estrellas…Otros rincones de la cueva, de seguro sirvieron a sus habitantes como escondite o refugio para guarecerse del frío.
Con todo y pensando en prehistoria andábamos buscando evidencias y observando cada rincón de aquellas paredes que se nos antojaban curiosas. Tras la pista de algún trazo rupestre que ya otros han visto, descubríamos la vida de la cueva..
Las gotitas no paraban de caer realizando su peculiar sinfonía mientras algunos habitantes nos observaban pegados al techo en medio de su siesta matutina.
El frío y el silencio se palpaba en este lugar enigmático, misterioso…
Algunas velas apagadas en el suelo nos demostraban la presencia de gente en la actualidad y la sacralidad que allí dentro se sentía..
Aquel santuario rupestre era real, y quizás también lo fue en la prehistoria, al menos, como cueva refugio..
© Viajes a la Prehistoria
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