Si no nos lo dicen y no tenemos el ojo entrenado para localizar arte rupestre, seguramente no seremos capaces de percibir este bello ciervo que se encuentra en uno de los abrigos decorados del paraje natural de Monfragüe. Y es que por razones que no podemos conocer, los autores calcolíticos, decidieron pintar encima de él. Generalmente, observamos en muchos casos, que los autores posteriores respetan, por llamarlo de algún modo, representaciones de autores anteriores, eligiendo así mismo, otro hueco en la pared, como lienzo soporte para sus pinturas, pero no fue el caso del ciervo del abrigo del Castillo de Monfragüe.
El ciervo es un claro ejemplo del primer arte en el abrigo, calculando su antigüedad en el epipaleolítico y/o neolítico.
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Parece que el ciervo podría formar parte del panel formado por figuras antropomorfas neolíticas, o incluso anterior.
Está formado por una enorme y frondosa cornamenta y podría haber sido realizado con el dedo perfectamente, por los trazos gruesos que presenta. Se trata de la figura más antigua del abrigo y presenta un estilo seminaturalista y relleno con tinta plana.
© Viajes a la Prehistoria
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