Lugares sagrados de la prehistoria y el entorno natural que nos gustarán no tan solo por su historia sino por su entorno inmediato
Si cada vez conozco a más gente que piensa y se siente atraída por lugares sagrados, espacios cargados de poder y energías especiales o con entornos inefable o difíciles de explicar, solo me caben dos opciones: O cada vez somos más locos envueltos en una misma corriente de pensamiento y creencias ancestrales, o es que verdaderamente, estas creencias ancestrales están ahí entre nosotros desde la prehistoria y los primeros hombres, solo que a la otra parte de la población se le han olvidado literalmente, y al resto las cosas, empezaban a no cuadrarnos. De una forma u otra, “ Cuando el río suena, agua lleva”. Y es que hay cosas, que no se pueden negar. Si al llegar a un determinado lugar, resulta, que desde épocas muy antiguas, la presencia humana ha sido patente, y nosotros, hoy, seguimos acudiendo a estos mismo lugares, por motivos muy diversos, pero en todo caso, nos hacen sentir bien, suceden cosas especiales o simplemente notamos algo que no se puede explicar pero que nos va transformando, pues tendremos que rendirnos ante la evidencia, aunque esta no sea científica, sino más bien todo lo contrario.
Nos guste o no, hay personas que sienten cosas, y estas cosas las transmiten a otras personas, que inmediatamente se confiesan y también han sentido cosas, y lugares como cuevas, bosques o un simple megalito clavado en el suelo, se van convirtiendo en lugares de culto, especiales, de poder, santuarios, ancestrales. Y desde viajes a la prehistoria, también queremos mostraros estos lugares. Haber, los hay por toda la geografía española. No los hemos inventado nosotros, tan solo hemos descubierto y comprobado que efectivamente, no va a ser lo mismo estar en el centro de una gran urbe que en el interior de un bosque de Sequoias. Pero es más, en este mismo entorno de Sequoias existirá un rincón más favorable que otro para concentrarse, cerrar los ojos, o simplemente escuchar al silencio y a la naturaleza. Quizás sea en las proximidades de un arroyo, en lo alto de un monte o en la entrada de una cueva, pero esa misma sensación, que a otros les es indiferente, a nosotros se nos ha presentado muchas veces, como un signo de bienestar y armonía. Y por tanto, en ocasiones, hay que olvidarse de la ciencia, y hacer un poquito de caso a nuestros instintos más auténticos y naturales, que para algo hemos conseguido evolucionar y forman parte de nosotros desde el inicio de la edad del hombre.
© Viajes a la Prehistoria
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