¡Qué bonito es el arte rupestre! ¿verdad? Esta misma idea estaba pensando yo mientras observaba en un documental unas pinturas del desierto del Sahara y meditaba sobre la gran importancia que tienen como legado del pasado, para entender, no solo la forma artística de las mismas, sino para comprender, asuntos tan importantes como el Paleoclima, la vegetación y la fauna en la prehistoria.
Así es como las pinturas rupestres y el Paleoclima están íntimamente ligados, puesto que una parte fundamental de éstas, son sus representaciones de animales y plantas que dependiendo del clima, podrían haber habitado determinados lugares o no. En el caso que nos ocupa, en el desierto del Sahara, animales como los hipopótamos, representados en algunas de las paredes rocosas y desérticas actuales, tuvieron que convivir con un vergel natural, que les proporcionara las condiciones idóneas de habitabilidad. Condiciones que, como nos enseñan estas páginas en piedra, existieron en otro tiempo.
De este modo, podemos observar, como en muchos lugares donde ahora hay desierto, antes todo estaba verde y repleto de vida y vegetación y por ello, serían lugares especialmente elegidos por nuestros antepasados para vivir. La aparición y avance de la desertización, les obligaría, con el paso del tiempo a ir emigrando, hacia entornos más húmedos.
Por ello, cuando vamos a visitar el arte rupestre de un lugar, no solo debemos de ver arte, sino preguntarnos a cerca, de qué nos están diciendo estas representaciones sobre nuestros ancestros y sus costumbres. Más allá de la belleza de sus trazos o la perfección de algunas de sus figuras , que por supuesto la tienen.
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