El nuevo concepto que acaban de nombrar arqueólogos de las universidades de Sevilla y Huelva se denomina Arte Natural Megalítico[1] y vendría a describir, como nuestros antepasados neolíticos en pleno apogeo megalítico, habrían escogido determinadas rocas o piedras para sus dólmenes, porque en ellas había talladas o marcadas de forma natural una serie de elementos que les podrían recordar a fenómenos de la naturaleza o animales. De ahí el término Arte Natural Megalítico, puesto que estas “marcas” se encuentran en las paredes y techos de algunos dólmenes.
El ejemplo que más destaca sería la cubierta del “Tholos de la Pastora” Más conocido como Dolmen de la Pastora en Valencina de la Concepción y que tuvimos la oportunidad de visitar en la provincia de Sevilla.
Aquí, los investigadores se han encontrado con que algunas de las rocas elegidas para la construcción del dolmen estarían repletas de marcas que en un principio se pensó que había hecho el hombre, pero que formarían parte de la roca por la acción de cangrejos, erizos, almejas y otros organismos durante la formación de estas rocas y que en algunos casos, darían la impresión de encontrarse como bajo un cielo estrellado. Así mismo, otras de estas rocas se encuentran en el suelo.
El estudio también ha determinado que las rocas elegidas para la construcción del Dolmen se encontrarían a distancias entre 15 y 30 km del lugar de su construcción.
“Dicen los investigadores que se trata de la primera vez que se determina y se le pone nombre a una forma de arte inadvertida que consiste en escoger de forma intencionada elementos ornamentales creados por la naturaleza, sin manipulación humana, para una construcción megalítica y concluyen con que el caso de Valencina de la Concepción es un caso único”[2]
A partir de ahora tendremos que repasar de nuevo los dólmenes que visitamos para observar detalladamente si en sus paredes, techos o suelos encontramos indicios de Arte natural Megalítico.
© Viajes a la Prehistoria
[1] https://link.springer.com/article/10.1007%2Fs12520-019-00870-z
[2] https://elpais.com/elpais/2020/01/15/ciencia/1579087255_698099.html
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